martes, 27 de febrero de 2018

Guardo fotos mías sonríendo para recordarme feliz, o al menos puesta. Un frío, intento de asesino, recorre todas las paredes de mi habitación a oscuras. La ceniza de un cigarrillo mío cae en un vaso con agua, que se pone turbia como mis sentimientos y como el lago de mi mente. En el olvido dicen, está la cura para las heridas por las que el tiempo no hizo nada. Mezcla de pasado y morboso presente, me veo aferrándome a una prenda con olor a añejo impregnado para siempre, con tal de que no me lleve una corriente de aire engañosa y me azote en la orilla con el rigor con el que maneja las olas.
Lo abstracto y profundo me jala de los pelos y me coloca frente al espejo. Frente al espejo que devuelve una imágen rota y pobre. Desolada con la mirada perdida y las entrañas podridas.
Creo en el orígen del amor y que antes eramos uno solo y nos cortaron por la mitad. Y debés estar vagando, tocayo del desvelo, en algún lugar desierto..desierto de miradas comprensivas y de acciones humanistas. Llorás a través de la tinta que escribió esto en una hoja sucia, pero me cerrás la boca cuando corregís mis faltas y me detenés cuando estoy por perder la calma.
Estoy dispersa en cualquier sentido, en un vacío, en un sueño nado sola..y busco incansable tu abrazo mientras revivo por un baldazo.